EL VERDUGO ES JESÚS

Foto: archivo de Rebelión
Jesús Ramón Rivera Bulla, actual rector de la Universidad del Tolima, lleva en su cargo casi 10 años, tiempo durante el cual ha sido artífice, coautor y facilitador de un sinnúmero de cambios, aparentes logros y variados desaciertos operados en la UT.
Entre las transformaciones experimentadas por la universidad, la supresión de ciertas carreras y la apertura de otras, más el reajuste de los currículos de la mayoría de los programas académicos existentes son, tal vez, las más notorias. Este proceso, que echó a andar una supuesta modernización académica, traía consigo la aplicación inmisericorde de la política educativa predominante, la cual se basa en las demandas impuestas por el mercado laboral. Por ello, dejaron de existir las carreras que producían desempleados y se reajustaron las actuales con el animo de hacerlas competitivas ante las ofertadas por otras universidades.
De igual modo, y en correspondencia con la puesta en escena de la política educativa de Álvaro Uribe Vélez, Jesús Ramón Rivera insertó –sin cuestionamiento alguno– a la universidad en la onda de los indicadores de gestión, mecanismo mediante el cual el Ministerio de Educación Nacional (MEN) puso a competir a las universidad por unos recursos que de antemano les pertenecían. A través de esto, y procurando comportarse como el mejor de los obedientes, el rector logró ganar algunos dineros para ampliar la infraestructura de la UT, específicamente para edificar el actual bloque 33-B.
Lo anterior, aunque son imposiciones derivadas de una política preestablecida, replanteó el horizonte de la universidad: la actividad académica se sustituyó por el afán de ofertar más programas académicos (tanto de pre-grado como de postgrado), ampliar el número de estudiantes atendidos, hacer más con lo poco que hay y generar recursos propios. En últimas, menoscabó la insistente búsqueda del conocimiento que debería definir a la Universidad del Tolima y en general a al universidad pública.
Como si fuera poco, y a parte de lo anterior, el rector abusó de su cargo. Los múltiples beneficios que le trajo el erigirse como el representante de la UT, le permitieron satisfacer sus intereses, los de sus aliados incondicionales y los de aquellos que fueron y son parciales. Los casos de nepotismo (favoritismo), inclusión de familiares y cercanos en las nominas de la universidad y el reciente escándalo sobre los premios Creatividad, Talento y Juventud son una muestra fehaciente. Con mayor acento, Jesús Ramón Rivera puso al descubierto lo que hizo con la UT: la convirtió en la oportunidad para pagar favores políticos y favorecer a los cercanos a su camarilla.
Aunque otras consecuencias merecen ser destacadas, las referenciadas develan, a grandes rasgos, el talante de la administración que ha dirigido la Universidad del Tolima, las cuales han deteriorado, a costa de los intereses del mercado y las aspiraciones de unos pocos, el fin ultimo de la universidad: la actividad académica en busca del conocimiento.
Esto, como es obvio, exige de una transformación que reivindique la razón de ser de la universidad. La sustitución de Jesús Ramón Rivera podría contribuir, pero la lucha por el replanteamiento de los actuales lineamientos que rigen la UT y las políticas que orientan la educación superior, serian las soluciones más oportunas. No basta con el cambio de una persona, se requiere de una transformación de los dictámenes que gobiernan a la universidad pública.
Por lo pronto, y con motivo a la construcción del plan de desarrollo institucional de la UT, es necesario que el rector, el Consejo Superior, los profesores y estudiantes se den cita a través de un espacio incluyente, el cual favorezca la discusión en torno a unos ejes centrales para la universidad, entre ellos el reajuste de las políticas y las practicas que han orientado al alma máter durante los últimos años.

RCN: SOBRE LAS LIBERACIONES Y LA PAZ

Escrito por Paulo Montes
Al medio día del domingo 6 de febrero, en vísperas de las liberaciones unilaterales que las FARC-EP piensan realizar durante esta semana, el noticiero RCN anunció como “último minuto” un supuesto comunicado de la organización insurgente, publicado en ANNCOL, el cual afirma que con este acto humanitario de liberación la guerrilla "demuestra la voluntad de buscar una salida política al conflicto"; señalando más adelante que el presidente Santos: "(…) debe aprovechar la oportunidad para iniciar un diálogo que permita una solución política a este grave conflicto".
Aprovechando este momento de efervescencia, otros medios se han sumado a replicar dicha nota, entre ellos, El espectador. Lo insólito de esta situación es que estos mismos medios de comunicación no informan que esta nota tomada de ANNCOL no es un documento oficial de las FARC-EP y que más bien se trata de una nota elaborada por algún integrante de este medio informativo, el cual da su posición sobre las liberaciones y el momento político del conflicto. De hecho, la noticia que aparece –y ustedes pueden consultarla– en este centro de información alternativa, se titula Posiblemente, la próxima semana se dé la entrega unilateral y va firmada como ANNCOL, no por ningún miembro del Secretariado Mayor ni por ningún integrante de la organización rebelde.
Además de mencionar que esta semana posiblemente se darán las liberaciones, el texto permite mostrarle a la comunidad en general, algunas noticias sobre el estado de la disputa militar. Existen varios links en los cuales el lector podrá conocer las actualidades de la confrontación armada, según los portales de medios de comunicación nacionales e internacionales, tales como Caracol, RCN, El colombiano y Fox latino. Finalmente, termina el documento con una reflexión sobre el momento político y la posibilidad de llevar a cabo un dialogo entre las partes.
Con esto, los Medios masivos de comunicación nacionales, mienten de nuevo, en la medida en que no distinguen –y lo hacen de manera intencional– entre un comunicado oficial de las FARC-EP y la nota de un integrante de la agencia de noticias ANNCOL, y ponen palabras de estos últimos a nombre de los primeros, creando un efecto entre la sociedad colombiana que en ningún caso puede ser benéfico para hablar de paz, entendiendo que se valen de una mentira para hacer información. Más allá de eso, nos preguntamos ¿Cuál es la finalidad de esta farsa? ¿Qué pretenden con esto? ¿Por qué en otras ocasiones, cuando la misma guerrilla ha publicado comunicados sobre el tema de la paz y un dialogo entre las partes, los pasan por alto como si no existieran? Estas inquietudes surgen a “último minuto” cuando las anheladas liberaciones están en marcha.

 
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